Este año hemos decidido cambiar y hacer que todas las oraciones giren en torno a un mismo tema.
El libro, "Un corazón lleno de estrellas" de Álex Rovira y Francesc Miralles de la Editorial Aguilar, nos ha sumergido en el tema del amor, pero no os lo voy a contar entero, prefiero que lo vayáis descubriendo poco a poco.
Como leer un libro entero (aunque no sea especialmente largo) puede hacerse un poco "pesado" nada más levantarse, lo hemos resumido un poco, así que os iré colgando nuestros resúmenes, aún así, os invito a leeros el libro, a reflexionar, pero sobre todo a disfrutarlo.
UN CORAZÓN LLENO DE ESTRELLAS
1946 tenía que ser un gran año. Sin embargo, el invierno se
resistía a partir. Entrado marzo, las calles de Selonsville seguían cubiertas
de nieve. Los que habían sobrevivido a la guerra, la ocupación y la pobreza
temblaban de frío a la espera de una primavera que no acaba de llegar.
Con los Alpes helados al fondo, mujeres, ancianos y tullidos
se afanaban por las calles en busca de algún alimento con el que calentar el
cuerpo. Sólo los niños parecían ajenos a todo, y al salir de la escuela se
arrojaban unos a otros bolas de nieve en batallas sin cuartel.
Los habitantes de Selonsville tenían poco más que hacer.
Además de procurarse sustento y carbón para la cocina, se hablaba de lo perdido
en la Segunda Gran Guerra, de jóvenes que habían salido de la ciudad para
luchar con la Resistencia y nunca habían regresado.
Así era la vida en la pequeña ciudad y no se hablaba de otra
cosa. Hasta que una curiosa noticia local empezó a dar otro tema de
conversación. Pues, desde hacía un tiempo, alguien se dedicaba a mutilar la ropa de los ya
sufridos ciudadanos.
Primero había sido un empleado de correos que había llegado
a casa con un notorio agujero en la parte trasera de su abrigo. Alguien había
recortado una estrella de cuatro puntas del tamaño de una mano. ¿Cómo había
sucedido sin que se hubiera dado cuenta? ¿Para qué querría alguien aquel
caprichoso retal?
La segunda víctima había sido un contable retirado, que
había descubierto en su mejor jersey un agujero que lo dejaba inservible.
Faltaba una estrella de la misma forma y del mismo tamaño que la del empleado
de correos. Todo un misterio.
Y los ataques no se habían detenido aquí. Por alguna extraña
razón una mano invisible tenía en el punto de mira a los habitantes de
Selonsville, que temían por las cosas prendas de ropa que los protegían del
frío. Cada día había un nuevo caso y la inquietud crecía al mismo tiempo que la
irritación.
Corrían rumores sobre quién podía estar detrás de aquellas
gamberradas. Algunos aseguraban incluso haberlos visto. Describían a un niño de
unos 9 años con un raído abrigo gris que le llegaba a los pies y unas tijeras
en la mano.
Nadie sabía quién era, aunque medio Solensville buscaba ya
al “niño de las tijeras” para darle su merecido.
Pero aquellas estrellas en la ropa tenían un sentido. Eran
el firmamento que iluminaba la noche de alguien muy triste. Alguien que había
cerrado los ojos a la vida y se resistía a abrirlos de nuevo.
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