lunes, 2 de julio de 2012

Un corazón lleno de estrellas

Es el título del libro que hemos elegido como guía para esta colonia. Generalmente, como ya os contamos en las reuniones previas a la colonia, dedicamos cada día a un valor diferente, y la oración gira entorno a esa elección.

Este año hemos decidido cambiar y hacer que todas las oraciones giren en torno a un mismo tema.

El libro, "Un corazón lleno de estrellas" de Álex Rovira y Francesc Miralles de la Editorial Aguilar, nos ha sumergido en el tema del amor, pero no os lo voy a contar entero, prefiero que lo vayáis descubriendo poco a poco.

Como leer un libro entero (aunque no sea especialmente largo) puede hacerse un poco "pesado" nada más levantarse, lo hemos resumido un poco, así que os iré colgando nuestros resúmenes, aún así, os invito a leeros el libro, a reflexionar, pero sobre todo a disfrutarlo.


                                        UN  CORAZÓN LLENO DE ESTRELLAS

 El niño de las tijeras

1946 tenía que ser un gran año. Sin embargo, el invierno se resistía a partir. Entrado marzo, las calles de Selonsville seguían cubiertas de nieve. Los que habían sobrevivido a la guerra, la ocupación y la pobreza temblaban de frío a la espera de una primavera que no acaba de llegar.

Con los Alpes helados al fondo, mujeres, ancianos y tullidos se afanaban por las calles en busca de algún alimento con el que calentar el cuerpo. Sólo los niños parecían ajenos a todo, y al salir de la escuela se arrojaban unos a otros bolas de nieve en batallas sin cuartel.

Los habitantes de Selonsville tenían poco más que hacer. Además de procurarse sustento y carbón para la cocina, se hablaba de lo perdido en la Segunda Gran Guerra, de jóvenes que habían salido de la ciudad para luchar con la Resistencia y nunca habían regresado.

Así era la vida en la pequeña ciudad y no se hablaba de otra cosa. Hasta que una curiosa noticia local empezó a dar otro tema de conversación. Pues, desde hacía un tiempo, alguien  se dedicaba a mutilar la ropa de los ya sufridos ciudadanos.

Primero había sido un empleado de correos que había llegado a casa con un notorio agujero en la parte trasera de su abrigo. Alguien había recortado una estrella de cuatro puntas del tamaño de una mano. ¿Cómo había sucedido sin que se hubiera dado cuenta? ¿Para qué querría alguien aquel caprichoso retal?

La segunda víctima había sido un contable retirado, que había descubierto en su mejor jersey un agujero que lo dejaba inservible. Faltaba una estrella de la misma forma y del mismo tamaño que la del empleado de correos. Todo un misterio.

Y los ataques no se habían detenido aquí. Por alguna extraña razón una mano invisible tenía en el punto de mira a los habitantes de Selonsville, que temían por las cosas prendas de ropa que los protegían del frío. Cada día había un nuevo caso y la inquietud crecía al mismo tiempo que la irritación.

Corrían rumores sobre quién podía estar detrás de aquellas gamberradas. Algunos aseguraban incluso haberlos visto. Describían a un niño de unos 9 años con un raído abrigo gris que le llegaba a los pies y unas tijeras en la mano.

Nadie sabía quién era, aunque medio Solensville buscaba ya al “niño de las tijeras” para darle su merecido.

Pero aquellas estrellas en la ropa tenían un sentido. Eran el firmamento que iluminaba la noche de alguien muy triste. Alguien que había cerrado los ojos a la vida y se resistía a abrirlos de nuevo.

Todo había empezado una semana antes, en la mañana más fría de aquel invierno sin final…

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