EL PERFUME DE UNA ROSA
Unos días más tardes, Michel se presentó en casa de
Antoine Lagrange a por la rosa que le había prometido. Ni siquiera le mencionó
el destrozo de su jersey.
Michel pasó hasta el jardín y ahí estaba, la primera
rosa del año, única, pequeña y roja como la sangre.
-
¿Quieres cortarla tu mismo?- preguntó
Antoine-.
Michel estuvo apunto de decir que sí, pero e dueño
de la casa no le había dado tijeras. ¡Esperaba que sacara las suyas como prueba
del delito? Se quedó inmóvil hasta que el contable añadió:
-
Ah, claro, voy a traerte unas tenazas de
jardín.
Con la rosa ya en mano y después de darle media
docena de veces las gracias, Michel se dirigió hacia el hospital.
Por el camino se acordaba de Eri. Si ella moría,
sería tragado definitivamente a las tinieblas para siempre.
Eri no podía morir. Debía despertar para vivir con
él un amor de larga duración. Un amor para siempre. Al llegar al hospital, las
piernas volvían a temblarle, mientras subía las escaleras temía que su amiga ya
no estuviera allí.
Llegó a la habitación y para su alivio Eri seguía en
la cama. Sin embargo, la niña estaba muy desmejorada. Michel la hubiera
abrazado de no ser por estar custodiada por la monja enfermera. Al verlo
entrar, le lanzó una mirada severa mientras le decía:
-
¿Qué haces aquí?
-
Traigo una rosa para Eri
Los ojos de la monja se ablandaron al ver la rosa
diminuta que temblaba en sus manos. Luego le señaló un vaso con agua al lado de
la cabecera de la cama y le ordenó:
-
Déjala aquí, a ver si el perfume de la
rosa da un poco de color a la bella durmiente.
-
Luego volvió a sus labores de punto muy
concentrada.
-
A aquella mujer le había abandonado la
esperanza
LOS
AMIGOS SON LA FAMILIA ESPIRITUAL
QUE
ESCOGEMOS PARA EL VIAJE DE LA VIDA
Michel salió tan mal del hospital que no se dio
cuenta de que se dirigía hacia el cementerio. Una vez allí, se quedó observando
a un joven vestido de soldado que se inclinaba para besar la tumba. El cazador
de estrellas, se acercó curioso ya que podía tratarse de otro tipo de amor.
El soldado se giró lentamente hacia Michel y lo miró
con sorpresa.
-
¿Qué haces aquí?- le preguntó
-
- Vengo a hacerle compañía. Me da pena
verlo solo entre los muertos.
Este comentario hizo sonreír al soldado, que se
sentó junto a la tumba de un hombre llamado Vincent de unos 22 años.
-
He venido a rendir visita a alguien que
es mi amigo y padre de mis hijos.
-
¿Cómo?- preguntó Michel asombrado-. Eso
sí que no lo entiendo. Si son sus hijos…
-
Si, mis hijos tienen un padre biológico,
que soy yo. Pero también tienen un padre espiritual, Vincent. Por lo tanto,
tienen una madre y dos padres. ¿Te gustaría oír esta historia?
-
Desde luego. Que alguien tenga dos
padres a la vez puede explicar por qué yo no tengo familia.
El soldado se tomó a broma el comentario y comenzó a
contarle la historia:
-
Vincent y yo éramos los mejores amigos de
un regimiento que defendía este lado de los Alpes. Cuando me llamaron a filas
yo estaba casado y mi mujer esperaba gemelos. Él era una viva la virgen sin
atadura alguna. Su sueño era hacerse marino y viajar por el mundo cuando
acabara la guerra. Pero entonces….
-
Una noche el sargento nos hizo avanzar
hacia una posición sobre una lo,a que acababa de abandonar el enemigo. En lo
alto había una cabaña donde habían vivido los soldados. Al acercarnos
silenciosamente oímos con claridad un gemido en el interior.
-
Un herido- apuntó Michel.
-
Exacto. Sus jefes lo habían abandonado y
sabíamos que iba armado.
-
Tras un buen rato, el sargento me eligió
a mi para que entrara y encañonara al herido. Incluso me dio permiso para
disparar a ciegas pero Vincent se ofreció para ir en mi lugar. Es más, prometió
dispararme por la espalda si me acercaba a la puerta.
-
¿Y eso por qué?
Una lágrima tembló en el ojo del soldado antes de
responder:
-
Dijo que no tenia esposa y dos hijos en
camino, por eso prefería arriesgarse en mi lugar por si las cosas se torcía…Y
así fue. Ante de que abriera la puerta fue abatido de un tiro.
Puesto que Vincent se sacrificó por
mí, mis hijos tienen dos padres, porque yo les di la vida a ellos y Vincent me
la dio a mí. ¿Entiendes?
Por tanto, nunca te atrevas a decir
que no tienes familia, porque eso es mentira. Hay vínculos más poderosos que
los de la sangre.
-
De acuerdo, nunca mas lo diré. Pero, ya
que la guerra ha terminado, ahora que has honrado a tu amigo, ¿puedo llevarme
un trocito de tu uniforme?
Si supieras que mañana nos tenemos que despedir, ¿qué es lo que no querrías perder la oportunidad de decirme?
No hay comentarios:
Publicar un comentario